Cuanto más sencillo, mejor. No hace falta complicarse la existencia. Si algo es fácil, es porque tu decides que así sea. O dramatizas un problema distrayéndote con absurdeces o priorizas lo importante para gestionarlo bien.
Yo siempre he tenido el problema contrario, tenía tantas soluciones que no sabía cuál elegir y me paralizaba. Asi que gracias a eso soy más práctica. Elijo la solución menos rebuscada y que más me ayude a avanzar.
Eso no solo facilita mis retos sino que ayuda a todos los que me acompañan en mi gran proyecto a avanzar a mi lado.