A veces, las cosas no salen como esperas, no porque no las estés haciendo bien sino porque no es el momento. Sin embargo, gracias a no darse, dispones de más tiempo para trabajar más, tus habilidades y así, estar mejor preparada para recibir correctamente aquello que deseas, más adelante. Hacer magia para mí es probar diferentes posibilidades y distintos resultados. En definitiva, ganar sabiduría. Ser el broche de oro, implica formar parte de algo mucho más grande que de tu propia vida, es pulir cosas en ti que hacen que otros brillen más a tu lado y es entonces cuando te das cuenta, que todo tiene su tiempo, su momento y su lugar. Nada es casualidad.
Haz magia simplemente por ver la capacidad que tienes de crear cosas maravillosas y de cambiarlas, por sacar de ti las mejores capacidades, por conocerte a ti mismo/a y observar qué esconde tu mundo interior, desafíate a buscar perlas en las profundidades y luego, realiza un truco tan potente que el broche de oro que hagas sea la guinda de un suculento pastel.
Todo importa. Cada uno de los detalles de un lugar o de una persona son importantes y se debe estar preparado para poder valorarlo cuando llegue en conjunto, como una bella orquesta tocando la más bonita melodía.
Imagina por un momento que tu deseo fuera una cocina, pero si te la diera ahora, quizás te faltaría un libro que haría el plato más maravilloso del mundo. Pero si te la doy en un año, sé que por el camino encontrarás ese libro y cuando ambas cosas se unan, tendrás algo que ni tu mismo/a eres capaz de ver. Una cocina y la sorpresa de tener más de lo esperado.
¡Abracadabra! Sigue trabajando, confía en tu magia y en los tiempos.