La vista es uno de los sentidos que más trabajamos a diario. Pero la pregunta es: ¿hacia dónde miramos? Si decidimos observar belleza, ella aparecerá. Pero si decidimos observar desastre y destrucción, eso también aparecerá. Si nuestro deseo es una vida próspera y positiva… ¿Por qué miramos a la negatividad? Así es normal, que no seamos abundantes. A mí me costó un montón educar la vista, porque me hacía mala sangre mirando la oscuridad y ella, me atrapaba. Solo cuando aprendí a educar la vista y la observación, pude encontrar cosas, preciosas. Además, de que mi estado de ánimo, lo agradeció.
Durante siete días hice un ejercicio de concentrarme en mirar y anotar solo las cosas bellas que encontraba. Realmente era trabajar la atención y la vista en algo específico. Te podrías sorprender de lo que descubres al hacerlo.
La vista es una puerta, pero si no educamos a esa puerta, poniéndole cerradura dejaremos que vecinos que no deseamos entren a nuestra casa emocional y la perturben.
Un talento es algo estupendo, es una habilidad, y la vista, lo es, pero como no la eduquemos, puede llegar a ser una radio que colapsa con tantas frecuencias.
Los límites no solo se les ponen a las personas o a ti misma, sino a tus sentidos. Un sentido de la vista educado o un oído dirigido puede llevarte al éxito, pero un sentido de la vista sin educar o un oído sin dirigir, puede llevarte a un gran deterioro. Un talento puede llegar a perdernos si no lo educamos.
¿Qué quieres mirar?