La incertidumbre y el miedo al cambio forman parte de los grandes temores humanos. Es esa resistencia la que hace que en un punto concreto de tu vida, haya una gota que colme el vaso y te mueva… Y mucho. Un gran efecto dominó.
Esa gota colma a propósito, para que te des cuenta de lo harto/a que estás de algo que no quieres, o de algo que postergas y es solo ahí, cuando tu mente hace «click», detona y a través de una decisión distinta entras en un proceso evolutivo que te mejora, aunque al principio, no lo percibas.
¡Ojo! Que ningún comienzo es fácil, tu yo pasado y tu yo futuro convivirán a la vez en tu presente hasta que hayas hecho el verdadero tránsito y se ponen sobre la mesa las resistencias del pasado y la voluntad del futuro. Es como si dos actualizaciones de un teléfono vivieran temporalmente en el mismo teléfono hasta que la nueva, tomara el mando y desactualizara la que ya no rinde.
Para mí la mayor prueba que he tenido que realizar, no era la de poner límites a los demás, sino a mi misma. Fue un pulso que ahora mismo agradezco porque me pedía a kilómetros, una remodelación y dejar de estancarme, ya que no formaba parte de mi personalidad, y dar rienda suelta a lo que sí, una libre, inconformista y llena de voluntad y de fe para cambiar las cosas.
«Gracias gota, por anular mi paciencia, porque fue justo ahí, cuando pude sacar de mí, cosas que no sabía ni que estaban. El ser humano no debería nunca de dejar de sorprenderse, pues es lo que activa la esencia más pura de los niños: su curiosidad por una vida preciosa y eso solo se consigue, con la incertidumbre.»