No se puede pedir o desear algo sin tenerlo primero en ti. Me costó largo tiempo entender que la vida era como un gran espejo y que pedía peras al olmo. Acepté que hay compatibilidades que conectan e incompatibilidades o tipos de conciencia distintos que separan.
Además, aprendí que nos imitamos unos a otros como un gran espejo y que si yo quería paz debía cultivarla primero en mí, que, si quería dinero, debía cultivar mi aprendizaje financiero, que si quería salud debía poner de mi parte y cuidarme y que si quería amor debía cultivar mis límites.
Dejé de hablar tanto para accionar más, porque solo con el ejemplo, la otra persona evoluciona y conecta o se queda atrás trabajando su propias lecciones. Hay personas que se le pasan pidiéndole y exigiéndole al otro cosas que no tiene y no sé si es más agotador, que la queja lo enferme o que pierda tanto tiempo sufriendo por otro, cuando solo hay dos opciones o lo cultivas en ti o dejas de querer conectar con el prójimo aceptando decirle adiós.
Si dejas de mirar tanto al otro, y te centras en ti y en cultivarte, no tendrás tiempos de quejas, porque lo que deseas se verá reflejado.
Si eres artista, alguien te lo reflejará. Si eres luchador/a, alguien te lo reflejará… Y es importante ver que muchas cualidades tuyas están presentes en los demás y viceversa y otros ciegos, ni las ven, porque se pasan más tiempo quejándose que observando.
«Quien crea su obra de arte no tiene tiempo para mirar hacia otro lado»