Creo que no somos conscientes de lo importante que es nuestro rol en la vida de los demás. Cada cosa que hacemos tiene su eco y considero que es bonito observar cómo abrimos caminos a otros sin darnos cuenta. Cuando descubres que gracias a la pequeña huella, acción o pieza que has aportado tú en el gran puzle de la vida, otros podrán continuar su viaje a través de un pedacito de ti, es enriquecedor. Por eso, piensa bien qué pieza quieres colocar. Yo viéndolo ahora desde lejos, puedo ver cómo mis padres o mis abuelos, por ejemplo, me abrieron el camino a cosas que, sin ellos, no habría sido posible. Todos somos, realmente imprescindibles y una vez las lecciones y las huellas son colocadas al 100% en el momento oportuno (ni antes ni después) los maestros se van o cambian de lugar.
Aprovechemos el tiempo que tenemos porque somos alumnos y maestros a la vez de miles de personas y al dar lo mejor de nosotros mismos, nos convertimos en abre caminos de personas que a veces, pierden su calma y su luz.
Supongo que quisiera acabar este artículo con la siguiente pregunta: «¿Qué huella quieres dejar tu?»