Déjame decirte algo. Gracias por formar parte de mí, por cuidarme y por tener la capacidad de destruir y comerte todo a tu paso. Para ti, no hay límites, ni obstáculos, solo acertijos que resolver. Respetas los «no puedo» de los demás, pero no lo contemplas para mí. Tu consigues que la posibilidad o llegue, o llegue. No permites otra cosa. Eres el «mantén el rumbo» del trineo de un esquimal y solo cuando decidí entenderte y soportar la presión de tus riendas, vi la gran fuerza que tenías y la gran lealtad de una inquebrantable voluntad.
Tener determinación en principio, es fácil. Con solo tomar una decisión ya ves destellos de ella. Pero lo difícil no es decidir, sino aprender a responsabilizarse y a sostener con conciencia las consecuencias de ella. Dicho de otra manera, es la perseverancia de seguir aunque no veas los resultados a corto plazo. La determinación es el husky guía que mueve al resto a mover un trineo, confiando que ve cosas que tu no y que debes aprender a confiar en sus ojos.
No es sencillo llevar las riendas. Creo que es una de las cosas más difíciles que he hecho, pero cuando aprendas a llevarla, irás a la velocidad que realmente toca. Una tan potente y veloz, como fugaz, siendo fiel a la energía del lobo que hay en tu interior.
No es momento de parar y ese será tu precio a pagar... ¡Arre!